viernes, 29 de abril de 2011

La felicidad de la liberación

curiosamente una de las cosas que más felices nos hace es la liberación que sentimos cuando...bueno, cuando salimos del baño. si si, no me digáis que no, que todo hijo de vecino, yo también voy al escusado, a la oficina, a mandar un fax, como todos vosotros vamos¡
bueno, ahora quiero que penséis con migo que estáis apretando el culo, si, lo apretáis bien fuerte y con todas vuestras energías por que no esta en casa, ni en un bar...no, estáis en el monte. En un gran y verde prado en el que apenas hay árboles, con todo vuestro grupo de amigos, el novio o novia... haciendo una comida campestre en toda regla. Tienes una cervecita en la mano, si, y tu queridísimo y súper amigo Manolo, esta contando una de sus batallitas de la infancia. Tu sonríes, pero por dentro te cagas en todo... “vamos manolo, calla ya" piensas en tu interior. Todos te dicen que pareces amargado," ¿que no te lo pasas bien?" a lo que tu respondes " si, si, muy bien" mentirosoooooo..... te remuerde la conciencia. tu no lo pasas bien, tu estas apretando el... le mandas callar y retienes eso que se abre camino hacia afuera. Hasta que ya no puedes más y sales corriendo en dirección al... horizonte verde¡¡¡ allí, cuando nadie te ve ya, te dispones a bajar tu pantalón y a evacuar, pero... y si te ven y si te ven. Así, saltas el muro que hay detrás de ti, caes en algo blandito, pero no te importa. Te bajas los pantalones y...¡¡¡¡Muuuuuuuu¡¡¡¡ una vaca te recibe encantada. Vuelves a saltar del susto que te has dado y empiezas a correr en dirección a donde esperan todos. pero por el camino empiezas a bailar, das vueltas y cantas, todo el mundo se ríe, pero. que más da, tu te has liberado, del susto. y bendices a la vaca, ya que gracias a ella ya no tendrás que soportar a manolo, obligado a mantener el culo pegado a la silla para que el preso no salga en momentos inoportunos.
Técnicas de liberación emocional. Imágenes relacionadas con la energía positiva y la salud mental.

jueves, 28 de abril de 2011

como sonreir más a menudo





-te dedicas a observarme todas las tardes, me sigues en dos ocasión, ¿y ahora no eres capaz de hablar?

Silencio. . . Marina se quedo mirándolo largo y tendido, sin apartar la vista de el, hasta que la presión de esa confiada y serena mirada puedo con el chico, y las palabras brotaron atropelladamente de su boca.

-siempre sonríe, siempre esta sonriendo y eso que no tiene una vida ejemplar y lo siento si eso le molesta pero es que es así la seguí y vi como pedía un montón de medicinas y su casa tampoco es la mejor del pueblo y, y… no lo entiendo

Marina sonrió ante las palabras del muchacho, ahora le tocaba explicarse

-son las cosas pequeñas, cosas al parecer sin importancia las que no hacen sonreír cada día, solo hay que saber apreciarlas.

-yo no se

-bueno… lo primero es reconocer el error y lo segundo enmendarlo, así que ya tenemos algo.

-sigo sin entender

-es normal Adrián, que tras todo lo que te ha pasado no puedas sonreír, que se te haya olvidado sonreír, ahora, lo que vamos ha hacer es volver a aprender. Por ejemplo, esa bufanda que llevas ¿Cuál es su historia?


Adrián se llevo la mano al cuello y acaricio su reciente adquisición, a continuación relato toda la historia de esta.

-ves, eso tendría que hacerte sonreír

-¿el que? ¿el pensar que una niña me ha dado su bufanda y que posiblemente mañana por la mañana cuando salga de su casa se helara de frió? ¿ o la echara de menos? 

Marina negó con la cabeza

-el pensar lo agradecida que ella te estaba por haber sacado a su muñeca del agua.

Adrián la miro sin entender, el no lo veía de ese modo, solo podía pensar en que la niña echaría de menos su bufanda.

-ya lo entenderás, poco a poco- le dijo acariciándole el hombro

al poco rato se levanto del banco y antes de emprender el camino de vuelta a casa, se giró hacia Adrián.

-mañana me voy con mi nieta a pasar el día fuera, te recogeremos a las siete en la plaza del pueblo, y no acepto un no por respuesta.